Había una vez, en un pequeño pueblo japonés, una tradición muy especial para fin de año. Todos los habitantes se reunían en el templo para adquirir sus Daruma, pequeñas figuras redondas y sin pintar. Estas figuras eran más que simples adornos.
Eran símbolos de SUEÑOS y METAS.
En el corazón del pueblo vivía Haruki, un joven con grandes aspiraciones pero también con temores y dudas. Decidió que este año sería diferente. Compró un Daruma y se dispuso a darle forma y color, marcando su deseo más profundo.
El anciano sabio del pueblo, el maestro Takeshi, observó a Haruki y le recordó el propósito del Daruma. «Pinta el ojo derecho del Daruma para marcar el inicio de tu viaje hacia tu sueño», aconsejó el sabio. Haruki avanzó y siguió el consejo del maestro con determinación.
El pequeño Daruma de Haruki, ahora con un ojo pintado, se convirtió en su compañero constante. Cada día trabajaba duro en su sueño, enfrentando desafíos y celebrando pequeños triunfos. A medida que avanzaba, Haruki pintaba el otro ojo del Daruma, simbolizando el logro completo de su meta. El tiempo pasó, y llegó el último día del año. Haruki se encontró nuevamente con el maestro Takeshi en el templo. Este le recordó la importancia de agradecer por lo logrado y reflexionar sobre el viaje. Juntos, se dirigieron al altar del templo, donde Haruki colocó su Daruma junto a los demás, agradeciendo por el camino recorrido y por el apoyo de su comunidad.
Simbolismo del Daruma
Dice la leyenda que el monje Bodhidharma, no alcanzó la iluminación hasta 9 años después de meditar a solas en una cueva. Y después de tanto tiempo sin moverse, no sólo se le cayeron los brazos y piernas por atrofia, sino que el propio monje se arrancó los párpados para concentrarse mejor y evitar caer dormido.
Teniendo estas leyendas en mente, es fácil entender por qué el daruma tiene esa forma. Pero además es interesante recalcar que todo el diseño del muñeco, su forma, su color, sus cavidades oculares blancas y su bello facial, tiene una simbología especial. Hecho de papel maché con forma redondeada, el muñeco daruma nunca se cae por más que lo muevas; siempre recupera la posición. Esto simboliza la perseverancia, el esfuerzo y la consecución del objetivo impuesto, para superar las adversidades.
七転び八起き
(nanakorobi yaoki)
Si te caes siete veces, levántate ocho.Proverbio japonés
En cuanto a los círculos blancos que representan las cavidades oculares, lo cierto es que te permiten centrarte en un objetivo concreto y te motivan y dan fuerzas para conseguirlo. Porque cuando ves al amuleto con un solo ojo pintado, te acuerdas de tu objetivo y eso te da fuerzas para seguir trabajando para conseguirlo.
Aprovecho este momento para reflexionar juntos sobre nuestros logros, desafíos y, sobre todo, el viaje que emprenderemos en el próximo año. Este es el momento de apartarnos por un instante, de encontrar un espacio en nuestra agenda ajetreada para (RE)CONECTARNOS con nuestras verdaderas aspiraciones. ¿Qué es lo que realmente nos llena de alegría y significado? ¿Cuáles son esos sueños que laten en lo más profundo de nuestro ser? Al sumergirnos en nuestro interior, descubrimos una riqueza de posibilidades y potenciales que a veces pasamos por alto en la vorágine cotidiana. Así que, te invito a elegir metas que resuenen con tu autenticidad, que refleje tu esencia misma de quién eres y de lo que deseas lograr junto con tu Daruma. ¡Qué este próximo año esté lleno de descubrimientos internos, metas cumplidas y momentos que te acerquen un poco más… a TU MEJOR VERSIÓN!
¿Y VOS…cuándo empezás a pintar el OJO DERECHO de tu DARUMA?